La estrategia busca combatir el agotamiento laboral al promover un esfuerzo sostenible. Las recomendaciones para lograr un equipo más saludable y eficiente
Cada vez más investigaciones destacan los beneficios de aplicar la llamada regla del 85% en el trabajo. Se trata de una respuesta ante el creciente problema global del agotamiento laboral, también conocido como síndrome de burnout, que está vinculado a diversas causas, entre ellas, la persistencia de la fórmula “esfuerzo máximo es igual a resultados máximos”.
Una investigación de la City University of London reveló que un mayor esfuerzo en términos de horas e intensidad de trabajo no trae consigo una mejora en la carrera o en los ingresos de empleados y dirigentes. Los datos obtenidos durante la investigación, en la que se estudiaron las carreras de más de 50.000 trabajadores de distintos sectores, muestran que las prolongaciones en la jornada laboral y la intensidad adicional pueden incluso llegar a ser perjudiciales. Por el contrario, la limitación en la duración y la intensidad laboral mejoró los resultados de producción.
Un enfoque inadecuado a nivel gerencial respecto a la gestión del rendimiento se ha identificado como un factor clave que alimenta la tendencia del agotamiento laboral en todo el mundo, según explicó el autor del libro Make it Easier to do What Matters Most, Greg Mckeown a la revista de investigación Harvard Business Review.Múltiples empresas han intentado abordar este problema a través de aplicaciones de bienestar, pero exigir largas jornadas laborales y simultáneamente ofrecer clases de yoga para aliviar el estrés, generan un “doble vínculo” psicológico que contribuye al problema, señala McKeown.
Por tanto, el especialista agrega que se requiere un cambio radical en la mentalidad de gestión, alineada con la premisa de que “esfuerzo óptimo es igual resultados máximos”, lo cual se refleja en la “regla del 85%”, que sugiere que el máximo rendimiento se logra cuando se evita hacer un esfuerzo extremo constante.
Los defensores de la regla del 85% cuestionan la vieja fórmula de «esfuerzo máximo es igual a resultados máximos». (Imagen ilustrativa Infobae)
El concepto de la regla del 85% se puso a prueba en una serie de experimentos llevadas a cabo por el grupo de investigadores liderado por Robert C. Wilson en 2019 en la Universidad de Arizona. Se estudió la frecuencia de los errores cometidos por una red neuronal durante la adquisición de habilidades nuevas. Mientras aprendía de un cerebro humano, notaron que al incrementar la dificultad de las tareas hasta superar el 85%, la inteligencia artificial respondía de manera similar a como lo haría una persona: se desmotivaba y empezaba a cometer errores.
Por tanto, Wilson y su equipo constataron que un 85% de precisión durante la etapa de formación representaba el nivel ideal de dificultad. Lo denominaron “punto óptimo”, en referencia a un nivel de dificultad que no resulta demasiado sencillo, pero tampoco excesivamente complicado. Los resultados fueron publicados en la revista Nature.
Cómo aumentar el éxito en el trabajo con la regla del 85%
En su artículo para la revista de la Universidad de Harvard, Mckeown elaboró una lista de recomendaciones, basados en la regla del 85 %, dirigida a las personas que manejan equipos de trabajo.
– Pedir un 85% de esfuerzo. El autor sugiere que el pedir un esfuerzo constante pero sostenible del 85% puede prevenir el agotamiento de los trabajadores, a la vez que se mantienen altos niveles de rendimiento.
– Fijar metas claras. Establecer expectativas claras y alcanzables permite a los miembros del equipo enfocar su energía eficientemente y evita el desperdicio de esfuerzo.
– Fomentar la confianza. Facilitar un ambiente de confianza fortalece las relaciones dentro del equipo y aumenta la cooperación, lo que puede mejorar la productividad general.ES
– Favorecer el reconocimiento. Agradecer los esfuerzos individuales y grupales aumenta la moral del equipo, mejora la motivación y la dedicación, sin incrementar la presión de trabajo.
– Propiciar espacios de descanso. Implementar pausas regulares y respetar el tiempo libre ayuda a mantener el bienestar y reduce el estrés acumulado, lo que mejora la calidad del trabajo.
– Brindar autonomía. Permitir a los miembros del equipo tomar ciertas decisiones de forma autónoma aumenta la motivación y el sentido de propiedad del trabajo.
– Cultivar el aprendizaje continuo. Fomentar el desarrollo de habilidades y conocimientos a largo plazo puede resultar en un crecimiento sostenible y cohesivo del equipo.